21/09/2025 15:40hs.
Cuando empezó a picar por ese zaguán defensivo que Independiente ofreció para que quedara mano a mano con Rodrigo Rey, Facundo Gulli supo que estaba frente a otro de esos momentazos de su vida. Como cuando Damián Ayude lo subió para ir a la pretemporada en Cardales, o su debut ante Quilmes. Y como en cada uno de esos hits de su vida futbolera en San Lorenzo, encaró.
Para controlar un pase (perfecto) de Alexis Cuello. Para quedar frente al arquero y cambiar súbitamente de perfil y definir en modo billar para salir a festejar. Para luego llorar de felicidad. Lágrimas de Cuervo que emocionaron a todo Boedo.
Playmaker de 19 años recién cumplidos, este zurdo que se fue contra el banderín del córner para empezar a sollozar es una de las promesas de San Lorenzo. Un club que valuó su rescisión en u$s 20 millones: así está fijado en la cláusula que Gulli firmó el 26 de junio, cuando ya era una realidad su inserción al plantel profesional. Un gancho que le permitía dar otro paso más en un 2025 institucionalmente olvidable para Boedo, pero único para Facu.
Gulli ya definió. Rey no puede hacer nada (Marcelo Carroll).
Nacido y criado en Carapachay, para el creativo ese toquecito sutil que se metió en cámara lenta en el arco que defendía Rey significó el cierre definitivo de su etapa de cuervito. Porque si algo le faltaba en este Clausura en el que empezó a tener rodaje -llegó a su quinto partido- era esa definición excelente, en la que logró disimular el nerviosismo que durante esos segundos previos seguramente atravesó a su existencia.
Gulli llegó a San Lorenzo en 2016 procedente de Argentinos. Ya de pibe, las características que lo definían eran esas que demostró en esos pases de ballet y tango que hizo en el borde del área: la pausa, la inteligencia, la creatividad, la visión. Es por ello que con Ayude fue importantísimo durante su último tramo del proceso formativo: el ahora deté de Primera lo utilizó en la Reserva como interno y en el rol de extremo. Y el pibe explotó: desde su estreno, el 25 de abril de 2024, todo fue crecimiento.
«Es un orgullo formar parte de un club tan grande», decía hace dos años, cuando todavía jugaba en Quinta división, en una de sus primera entrevistas para el medio Semillero Azulgrana. «Juego de enganche, tengo buen pase entre líneas y buen uno contra uno», se definía allá por 2023. Cuando todavía lo que vivió en el LAD-REB era un sueño.
El último paso, el último toque, fue de zurda. Ante la salida de un arquero con experiencia, consagrado, que cayó en la trampa de ese purrete que se escapó aprovechando un desliz de Iván Marcone, capturó la pelota y entró a correr. Sin desesperarse. Pensando. Creando lo que sería ese gol único. El que celebró abrazado con Alexis Cuello. Por el que lo felicitaron sus compañeros. Y que ya es parte de su historia.
El momento de la firma: el ex secretario Cigna, Gulli, Lopardo y el manager, Carlos Sánchez. (Foto: Prensa CASLA).