Miguel Passarini
Aunque la tradición insista con que es sólo para hombres, las mujeres del folclore vienen ganando terreno hace años, y a fuerza de talento y mucho trabajo demuestran que ellas también pueden alcanzar la cumbre del malambo.
Son muchos años de siembra, aprendizajes y recorridos, pero los frutos están a la vista y en el reciente Campeonato Nacional de Malambo Femenino, las ganadoras fueron rosarinas. Se trata de un grupo integrado por seis mujeres que pertenece a la Compañía de Danzas Folclóricas La Biaba, que llevan adelante los profesores Florencia Passoni y Rubén Forlin, que luego de superar una serie de instancias calificatorias acaban de triunfar en Córdoba tras ser subcampeonas el año pasado.
El malambo es una danza folclórica argentina y la tradición supone que es sólo masculina, pero ese dogma, como tantos otros vinculados al patriarcado, se empezó a resquebrajar hace unos años y las mujeres ocupan su merecido lugar y se lucen, como en este caso, en los escenarios del malambo con sus movimientos coreográficos y zapateos, acompañadas como es tradición por guitarra y bombo legüero, ya que las melodías siempre son instrumentales.
El campeonato Nacional de malambo femenino se realiza desde hace siete años, es dentro de todo nuevo en el ambiente folclórico. “Viene a resaltar el rol de la mujer en el malambo que viene ganando terreno desde hace algunos años y tomando posición en otras competencias a nivel nacional, donde era un rubro más”, contó Florencia Passoni en el marco de una extensa charla.
Se entregan dos reconocimientos: campeona nacional de malambo femenino y conjunto de malambo femenino, que también tiene otros rubros. “Para competir se va a una preselección que es por provincia y La Biaba ganó por Santa Fe. El selectivo de Santa fe se hace en Chavás y allí salimos campeonas provinciales de malambo femenino. Y en Tanti (Córdoba) se hace el nacional, donde llegan representantes de cada provincia; son varios días de competencia donde pasan todos los rubros”, destacó la campeona que sumó que el grupo local “representó a Santa Fe y llegó a la final junto con las finalistas de Salta, Neuquén, Buenos Aires y Santa Cruz”, para quedarse finalmente con el trofeo de campeonas.
Lejos de los géneros
“Cuando uno empieza a indagar en las danzas folclóricas, casi de inmediato, aprende a zapatear. Yo arranqué a los 7 años en mi pueblo, Villa Ramallo, en la provincia de Buenos Aires, pero vivo en Rosario desde los 17 años y tengo 35. Desde pequeña, aprendí a zapatear con mi profesora, porque para bailar folclore hay que saber zapatear. Y poco a poco, el malambo aparece y si bien es masculino, porque siempre lo hicieron los varones, no está escrito que no lo podamos hacer las mujeres. Y artísticamente lo empezamos a hacer en forma solista o en forma grupal y no paró de crecer”, contó Flor.
Y sumó: “De a poquito fuimos tomando protagonismo en los certámenes, hay muchas competencias a nivel nacional donde sí hay diferentes rubros, pareja de danza tradicional, pareja de danza estilizada, solista de malambo masculino y de a poco fueron agregando hace varios años el de solista de malambo femenino. Al principio podían competir las mujeres con los varones, después se dieron cuenta que quizás era mejor separarnos porque lógicamente cada uno tiene su carácter para zapatear, no es lo mismo una mujer zapateando que un hombre; lo que puede interpretar cada uno es bastante diferente”.
“Lo que hace este campeonato nacional –completó– es como darle mayor entidad a un rubro que está en notable crecimiento. De todos modos, es bastante más que un rubro, el conjunto de malambo femenino o el solista de malambo femenino ya tiene peso propio”.
En expansión
La Biaba es, más allá del conjunto de malambo femenino, un espacio de formación y creación para el folclore local y de la región, de proyección nacional, que está en un momento de gran crecimiento. “Éramos cuatro y ahora somos seis; el año pasado salimos subcampeonas y ahora primeras, se dio el objetivo y el sueño se pudo cumplir. Llegamos a Córdoba a partir de que todas las provincias tienen un selectivo. El de Santa Fe se hizo el pasado 12 de julio. Nosotras competimos en Chavás, y de allí salimos campeonas provinciales y unas chicas de Venado Tuerto pasaron como subcampeonas. Así llegamos todas a competir a Tanti, donde tiene lugar el Campeonato Nacional que nos visibilizó, porque las mujeres siempre ocupamos un lugar sumiso en las danzas folclóricas”, destacó Flor.
Y en el mismo sentido, profundizó: “Las danzas folclóricas tienen primera y segunda. Todos los profesores te decían que en la primera la mujer «se hace la difícil y en la segunda se entrega», las bailarinas teníamos que sostener ese rol de sumisión y el varón te conquistaba y no teníamos ni voz ni voto. Por suerte eso cambió, después de muchos años hay otra visión. Nosotras, las mujeres, tenemos muchísima fuerza, incluso no sólo en el malambo, sino se ve también en la danza folclórica tradicional, que si bien mantiene sus raíces, el rol de la mujer tiene otro peso, ahora sí tenemos voz y voto, tenemos fuerza, tenemos un montón de cosas para sumar a la danza o al malambo desde nuestra forma de movernos y de expresarnos, independientemente que el malambo femenino tiene algunas cosas que los hombres no hacen y viceversa”.
Las rutinas del malambo suelen ser de entre 3 y 4 minutos, “pero para logar ese objetivo se necesitan meses de preparación y entrenamiento, y para montar el trabajo de un grupo hay toda una búsqueda coreográfica: el malambo se arma a partir de mudanzas que se van sumando. Hay un comienzo con cuatro o cinco mudanzas (cambios o movimientos) y un segundo bloque donde todo se acelera, incluso el acompañamiento musical, para el remate final”, contó Flor.
Finalmente, la bailarina y docente destacó el momento de crecimiento que atraviesan con La Biaba que prepara la apertura de un nuevo lugar de formación y experimentación en el Pasaje La Nación: “En esta ocasión fuimos seis mujeres a competir, pero en realidad somos 28 personas, 14 varones y 14 mujeres que conformamos la compañía y competimos a nivel nacional, hacemos funciones de teatro, presentaciones. Con Rubén (Forlin), también director y mi pareja, alquilamos un espacio, así que a partir de noviembre vamos a estar dando clases allí, se llama La Biaba Espacio de Danza, y está en el corazón de la ciudad, en San Martín y Córdoba, es en el Pasaje La Nación, en los altos de la galería. Allí dictaremos clases en la semana de danzas folclóricas tradicionales, de danzas estilizadas. Ahora estamos trabajando en dos clubes pero la idea siempre fue tener un lugar propio que desde noviembre estará habilitado y será nuestro salón, nuestro lugar, pero sobre todo, otra demostración de que los sueños, con mucho esfuerzo y trabajo, también se cumplen”. (más info, ACÁ)
