Luciano Herrera fue el único que se salvó de una nueva actuación que dio pena de Newell’s. La Lepra perdió con Argentinos Juniors por 3 a 1 y está cerrando otro año decepcionante.
Juan Espínola 3,5: si bien la luz lo pudo haber encandilado en el segundo gol del Bicho, esa acción fue determinante.
Alejo Montero 3,5: tuvo un enfrentamiento bravo con Porcel y lo perdió. Lo poco para rescatar, las ganas para subir.
Saúl Salcedo 3,5: por abajo no tuvo grandes deficiencias en defensa. Las que le costaron fueron las pelotas por arriba.
Víctor Cuesta 3: perdió la marca a sus espaldas. Grandes dificultades para marcar a los que avanzan con balón dominado.
Martín Luciano 3,5: no atacaron con frecuencia por su costado. Pocas oportunidades para proyectarse.
Martín Fernández 3,5: corrió a los mediocampistas rivales sin conseguir obstruirlos.
Luca Regiardo 3: no colaboró en la contención y los volantes del Bicho tuvieron opción de tocar o meter pases filtrados.
Facundo Guch 3,5: jugó más retrasado y eso atentó contra sus condiciones de desequilibrar arriba en el uno contra uno.
Gonzalo Maroni 3: entró poco en contacto con la pelota, no encontró con quién asociarse ni produjo nada peligroso.
Luciano Herrera 5,5: el ímpetu para encarar y tratar de desnivelar. Toque preciso en el gol.
Carlos González 3: con problemas para sostener la pelota y que de sus pies nazcan los ataques.
Entraron en el segundo tiempo
Éver Banega 3: le costó sostener la pelota. Lo asfixiaron y perdió varias. Tuvo una actitud incomprensible que derivó en la roja.
Franco Orozco 3,5: nunca fue una variante para darle agresividad al equipo por afuera.
Darío Benedetto 3,5: tuvo dos oportunidades y no las metió por fallar en la definición.
Luca Sosa -: fue a jugar sobre el lateral izquierdo con el trámite ya quebrado.
Gaspar Iñiguez -: se paró en el medio cuando ya estaba todo definido.
El director técnico de Newell’s
Cristian Fabbiani 3,5: otra actuación decepcionante. No mostró nada distinto de lo habitual. Le cuesta un montón atacar y cuando le llegan, lo vulneran con absoluta facilidad. Se volvió costumbre que en el último tramo de la temporada le conviertan, como mínimo, tres goles.