miércoles, octubre 15, 2025

Relatividad: el lado oculto de Albert Einstein, contado desde la versatilidad y contundencia del actor Luis Machín

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Miguel Passarini

Detrás de la aún vigente e imperdible La última sesión de Freud que, con idas y vueltas y cambios en los roles, transita desde 2012, el actor rosarino Luis Machín habita en escena por estos días otro personaje icónico y complejo, con sus destellos de luz y sus oscuridades, surgido de la inquieta pluma del dramaturgo norteamericano Mark St. Germain.

Se trata de la obra Relatividad, que protagoniza junto a Gabriela Toscano, con la participación de  Catherine Biquard, bajo la dirección general de Carlos Rivas, donde da vida al hombre que dio vuelta la página en la historia de la ciencia, Albert Einstein, creador de la teoría que da nombre a la obra, y que este sábado se presenta en el Teatro Astengo tras una exitosa temporada porteña.

“Un frío día de invierno de 1949, con el eco de la Segunda Guerra Mundial y el estallido de la bomba atómica aun flotando en el aire, una misteriosa mujer aborda a Albert Einstein en la calle con la intención de hacerle una entrevista periodística. La reunión se llevará a cabo en la casa del genio considerado la mente más importante del siglo XX, custodiado por su implacable secretaria privada. Pero lo que parece ser una simple y encantadora entrevista para recorrer los aspectos más conocidos de la vida del excéntrico científico, se irá tornando en una reunión ríspida e inquietante”, escribe el director Carlos Rivas a modo de presentación de la obra.

Y completa: “La periodista insistirá con sospechosa vehemencia, indagando sobre un enigmático hecho del pasado que Einstein quiere desviar. Pero la astuta mujer conoce el secreto que el gran físico ha intentado ocultar durante toda su vida y desata una feroz trama casi detectivesca. Con creciente tensión emocional el encuentro estalla en una revelación escalofriante sobre el científico, que el mundo entero jamás imaginó. El gran genio intenta expulsar de su casa a la mujer pero ya es tarde, la verdad oculta de su vida ha sido revelada. El inocente encuentro de Albert Einstein con la agradable mujer que lo abordó en la calle, se habrá convertido en un vínculo que transformará la vida de ambos para siempre”.

De Freud a Einstein

“En La última sesión de Freud, en la primera versión yo hice de C. S Lewis, en la segunda versión que es la que todavía sigo haciendo hago de Freud y en este caso de Relatividad, de Einstein. Y si repaso un poco en mi historia audiovisual también hay personajes que han existido, personas reales que me ha tocado componer y que siempre son un desafío quizás mayor a otros. Lo que me mueve en este caso, tanto en el de Einstein como en Freud, es que son dos personalidades que han dejado una huella innegable en la humanidad. En el caso de Freud a través de lo que desarrolló descubriendo el inconsciente y en el caso de Einstein, su gran legado, la Teoría de la Relatividad, que además da nombre a esta obra”, repasó Machín al comienzo de una extensa charla acerca de la obra que cuenta, entre más, con la asistencia de dirección de Mariana Melinc, música original de Bruno Rivas, espacio escénico e iluminación de Gonzalo Córdova, la realización de pelucas y bigotes de Roberto Mohr, diseño gráfico de Martín Gorricho, fotos de Alejandra López, diseño de vestuario de Sofía Di Nunzio y producción general de Sebastián Blutrach.

“Sin embargo –profundizó–, tanto en Freud como en Einstein, es decir tanto en La última sesión de Freud como en Relatividad, creo que lo más interesante es cómo se interpela al hombre más allá del genio, y tal vez eso pase un poco más en Relatividad, porque en el caso de Freud, lo que aparece es una discusión donde cada uno defiende lo que piensa y en este caso, en Relatividad, si bien hay un momento en el que de manera didáctica y bastante sencilla dentro de la complejidad de lo que es la Teoría de la Relatividad, Einstein la explica, la obra no se basa en explicar esa teoría ni mucho menos, sino que diría que es todo lo contrario”.

Hacia el cono de sombra

En ese sentido, en esa búsqueda de lo humano detrás del esplendor de personajes icónicos de la historia de la humanidad que tan bien describe en sus obras Mark St. Germain, Machín planteó: “La obra propone ver al hombre en su encrucijada como un ser emocional, humano. Lo vincular, su relación con los hijos, con las mujeres de su vida, pero sobre todo, la obra revela un secreto poco conocido, que es un área un poco más oscura de la vida de Einstein, que si bien no hay dato duro de que eso haya sido realmente así, hay un intersticio donde se mete el autor y aborda un territorio donde quedan algunas puntos oscuros de su vida que él los desarrolla”.

“Y si bien este secreto que se revela en la obra, no es que está confirmado de que haya sido así, hay algunos datos que hacen sospechar de que eso fue lo que pasó. Entonces, lo que a mí me mueve, es algo vinculado con la curiosidad respecto de estas personas, semejantes cerebros que funcionan tan bien para algunas cosas y que tienen tantas dificultades respecto de otras. En ese sentido, me parece que ambas obras ponen en discusión las personalidades de cada uno y eso hace que también a mí me resulta atractivo de abordar como actor”, sumó Machín, quien viene de rodar la película Barreda, drama de ficción con dirección de Daniela Goggi donde da vida al odontólogo platense Ricardo Barreda, autor de un cuádruple femicidio en 1992.

Un “rockstar” de la ciencia

“La obra se mete en un terreno de incomodidad para él; era una personalidad singular, que  irrumpió en el mundo de la ciencia no por falta de conocimiento respecto de su persona, sino  todo lo contrario; con esto quiero decir que no se lo conocía a él como un personaje histriónico y él fue construyendo también un poco su imagen alrededor de algo excedido, incluso para la época. Nosotros bromeamos con la idea de que él era una especie de rockstar en ese momento, un rockstar de la ciencia. Hay algo que no se condice en su inteligencia desbordante con un coeficiente intelectual de 175, con el tipo de personalidad que tenía. Si bien todos los que de una manera u otra, más o menos conocemos algún científico, que son como introspectivos en general, pero que suelen tener también una vida bastante compleja en la resolución del cotidiano”, contó Machín.

“Era alguien de esas características y me parece que también era alguien, y siento que esto también lo hace atractivo de interpretar, con muchos comportamientos excedidos; rompía con las reglas. El pelo que tenía, sólo eso, como actor es algo atractivo, algo que se tiene en cuenta; me refiero a cómo se peinaba o en realidad a cómo no se peinaba”, planteó el actor.

Y agregó: “El bigote que usaba, la ropa que se ponía, el calzado; incluso a veces usaba un calzado más femenino. Hay fotos que lo muestran así. Y también su comportamiento en relación con sus hijos, con su esposa, y después se terminó casando con su prima, todos datos que sirven a la hora de armar el personaje. De hecho, Mark Saint-Germain se vale de estos datos, los pone en la obra, y después ingresa en mundos que son complejos, como por ejemplo que se le adjudicó la construcción de la bomba atómica, cosa que no fue así. Quiero decir: la ciencia avanza y el ser humano retrocede. Hay algo de eso que es muy claro en el texto pero también en la realidad”.

“La ciencia avanza enormemente respecto del conocimiento y después el hombre se vale de esos conocimientos para hacer guerras de drones, como pasa actualmente. Han sido grandes avances de la ciencia que fueron llevados a la guerra que es la industria más poderosa de las grandes potencias”, evaluó el actor.

Y detalló: “Basta con ver lo que hizo Oppenheimer (referente del Proyecto Manhattan, cuyo objetivo fue fabricar la primera bomba atómica) para entender eso. Y que se valió del Ministerio de Defensa de Estados Unidos para hacer todas las investigaciones que hizo a lo largo de su vida. Y no sólo las investigaciones, sino como prueba, la bomba atómica que después arrojaron en Hiroshima y en Nagasaki. Quiero decir: la ciencia se vale de la industria armamentista porque ahí hay mucho dinero que les permite avanzar en grandes proyectos científicos, en sus ideas y con el costo que eso después tiene. En ciernes, esa es un poco la disyuntiva que le viene a plantear la periodista a Einstein, y a partir de ahí cómo lo va acorralando y lo hace además con cuestiones vinculadas a la ciencia y a la lucha que él tenía con la física cuántica. Porque uno de sus grandes entuertos era cómo Oppenheimer, a través de la física cuántica, viene a discutirle aspectos vinculados a los científicos, pero se lo expresa a él. Y ese encono también se ve en la obra, más allá de que toda la obra transita por lugares altamente humanos. Y eso también vale aclararlo porque no es que la gente tiene que saber de física cuántica, ni de la Teoría de la Relatividad para verla, sino que tiene que entregarse a lo que propone el texto que está muy vinculado a su costado humano y en eso sí hay un punto en común con Freud; es esta idea de bajar a los genios al lugar de los seres humanos comunes”.

Un relato de Orwell

Finalmente, el actor, con una carrera en Buenos Aires que se acerca a cumplir tres décadas, analizó la situación distópica que atraviesa la cultura en la Argentina, con el desfinanciamiento de la producción cultural en todas sus variables por parte de un Estado que cada día está un poco más ausente.

“Esta es una realidad que vivimos y que muy difícilmente la hubiera pensado o imaginado en otro momento. Es un relato de Orwell, claramente. Lo digo irónicamente, pero con una enorme preocupación y tristeza. De hecho, creo que la realidad, como siempre, ha echado mano a la ficción. Hace unos días lo veía cantando al Jefe de Estado y haciendo un show que me acercaba mucho más a lo que es el Batman en el que Jack Nicholson hace del Guasón, me refiero que esa realidad me acerca más a esa ficción que a pensar que hay una cercanía con las necesidades de los que habitamos este país. Veo algo totalmente escindido de la necesidad. Es como un relato paralelo, que es la propia construcción de la cabeza del Jefe de Estado, que habita en una historieta, que habita en un mundo orwelliano. Vivimos una época de entrega del país, de los recursos naturales, de desatención a la gente que más necesita del Estado, la ciencia, la salud, los discapacitados, la cultura, como nunca antes”, expresó Machín.

“De todos modos, la cultura siempre ha sido un lugar que se ha dejado de lado de las primeras necesidades; los que estamos dentro de la cultura nacional, no es la primera vez que  atravesamos dificultades tan grandes como las de ahora. Y tal vez eso haya hecho una especie de callo en nosotros que nos permite seguir avanzando, porque contra la cultura no se puede ir, esto es así. Yo me reconozco en momentos como éste, donde se apela a la creatividad sobre las posibilidades de concreción de nuestro cotidiano, y con esto quiero decir que sabemos que la mayoría de las veces se ataca a la cultura, primero porque no comulga con ideas liberales de esta línea. Y después, por esa propia resistencia que nosotros vamos ofreciendo ante un avance tan desfachatado que por otro lado nos ha hecho fuertes. Atravesamos el menemismo, una situación similar, aunque no tan descarada como ésta”.

Y cerró: “Lamentablemente, me sigo sorprendiendo de cómo la ultraderecha se recicla y se presenta de nuevo con armas totalmente sofisticadas a las que nosotros no podemos acceder como son la manipulación de la información y una mentira disfrazada de verdad tan grande y tan inescrupulosa. Y más allá de la Cultura, estoy preocupado de cómo se ataca a otros sectores que son más débiles que nosotros, como la educación y la ciencia. Los discapacitados, gente que está mucho más débil que nosotros, sobre todo la gente discapacitada. Los padres de los chicos discapacitados tienen que estar resolviendo cosas del cotidiano que no pueden esperar. Y todo es con una desfachatez y con un nivel de violencia en lo discursivo que se traslada a lo real y ahí vemos la cantidad de gente que anda repartiendo palos, golpes a los jubilados, a los homosexuales, a los que no tienen nada. Es escandaloso el nivel de entrega, es un acuerdo tan espantoso con Estados Unidos donde se nos van a sacar hasta las ganas de levantarnos al otro día. De todos modos, esto también va a pasar y espero que nos encuentre fortalecidos, aunque mirando el mundo como está, es muy poco alentador”.

Para agendar

Relatividad se presenta en Rosario este sábado 18 de octubre, a partir de las 20, en el Teatro Astengo (Mitre 754). Las entradas anticipadas se encuentran disponibles ACÁ.

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