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Apenas distinguible desde la calle adoquinada, justo en frente de las vías del tren, las puertas de vidrio dejan ver unas pocas mesas, paredes de ladrillo y luces tenues. Al fondo, la cocina abierta en plena ebullición, donde ollas, fuegos y especias conviven –literalmente–con un set de bandejas de DJ, amplificadores y una colección única de vinilos.
En ese espacio multisensorial aparece la figura esbelta de Eliseo Martínez. “Mezclar sabores es como mezclar sonidos”, asegura. Venezolano, cocinero, productor musical y artista visual, es el artífice de este nuevo restó y lidera un equipo que se parece a una banda de amigos que se junta en una casa a cocinar y escuchar música.
DiezTreinta abrió a principios de 2025, en un contexto que no pintaba muy alentador, cuando otros restaurantes del barrio y de la ciudad, experimentales como el suyo, empezaban a cerrar las persianas. Sin mucha publicidad, ni difusión, fue arrimando a un público curioso, sibarita, con ganas de probar cosas nuevas. Primero fueron los propios vecinos, apoyados en la buena cosecha de Ruda Bar, otro proyecto de Martínez que queda a una cuadra, también sobre Crámer. Pero el secreto no tardó en llegar más allá de las fronteras de Colegiales.
“Elegimos este local en particular porque vimos el potencial que tenía, especialmente la ubicación. En Colegiales, además de ser un barrio en crecimiento, siento que hay un público que puede apreciar la propuesta que estamos desarrollando, desde la parte gastronómica hasta la parte artística y cultural”, explica Eliseo.
Con una trayectoria que incluye años de experiencia en el Caribe (donde trabajó hasta 2016, cuando llegó a la Argentina), su cocina – “sui generis”, según él– fusiona técnicas y sabores que apuestan a los contrastes, lo estacional y lo inesperado. El menú combina ingredientes locales –pescados frescos como lenguado, chernia o besugo, jengibre, ajo y hierbas–con técnicas modernas, y platos tan sorprendentes como accesibles.
La berenjena unagi está muy bien lograda y es una explosión de sabores; otros favoritos son el tataki de bife de chorizo, el curry de langostinos, los langostinos con yuzu y ananá fermentada y el crudo de pesca. “La carta la cambio dependiendo de los productos que vayan estando mejor para esa estación, vamos haciendo pruebas y sumando especiales que nos diviertan, siempre pensando en cómo resaltar el producto”, agrega.
A eso se suma una curaduría de más de 20 etiquetas de vinos de baja y mediana intervención, provenientes de pequeños y medianos productores de todo el país, con una mirada fresca, alternativa y poco convencional.
La música suena exclusivamente en vinilo, lejos de las playlists sin personalidad. La colección fue curada por el propio Eliseo y traída mayormente de Venezuela: “dejé allá más de 400 discos que he ido trayendo de a poco y aquí debo tener cerca de 300. Me gusta mucho el jazz, soul, mpb, bossanova, funk, reggae, dub, disco, r&b, house y el hiphop. La decisión de darle esa impronta al espacio fue lograr un lugar donde la música fuese tan importante como la comida, que brinde una pausa de la vida ajetreada, un oasis dentro de la ciudad donde te des el tiempo de escuchar música y comer algo rico y te sientas como en casa”.
DiezTreinta
Crámer 1030, Colegiales.
Abre de martes a jueves de 19.30 a 23.30 y de viernes a sábados de 19.30 a medianoche.
En sus redes publican la agenda musical de cada mes, con listening sessions, feria de discos y artistas invitados.