martes, septiembre 2, 2025

Passerini inauguró una casa de ternura mientras Córdoba paga su fiesta burocrática

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POLÍTICA

El intendente convierte la niñez en bandera política pero multiplica una estructura descomunal de cargos sin utilidad real

La flamante Casa de las Infancias “María Elena Walsh” abrió sus puertas en el ex Centro Cultural General Paz con discursos cargados de simbolismo político. Passerini se mostró crítico con el gobierno nacional y usó la ocasión para victimizarse ante un país que reclama austeridad. La inauguración se presentó como un hito cultural pero en la práctica no aporta soluciones concretas a los problemas cotidianos de las familias.

Durante su alocución, el intendente sostuvo que “la ternura pasa a tener un valor político. Y hoy aquí la ternura es una política pública”. Sus palabras buscaron instalar una épica en torno a un proyecto que apenas funciona como escenografía. Mientras tanto, los vecinos observan cómo el dinero de sus impuestos se gasta en espacios sin impacto real en la calidad de sus vidas.

Con tono desafiante, buscó diferenciarse de Milei y sostuvo: “¿Saben cuál es el único juguete que los chicos no van a ver acá? Una motosierra”. El mensaje apuntó contra la política de recorte del gasto público nacional. Lo irónico es que Passerini necesita rechazar la motosierra porque sostiene una municipalidad sobredimensionada que devora recursos a diario.

| La Derecha Diario

Un juguete caro para los contribuyentes

El intendente cordobés apuesta a inaugurar espacios que funcionan como vitrinas políticas más que como soluciones reales para la ciudadanía. Lejos de priorizar servicios básicos, decide gastar millones en un centro que no genera mejoras tangibles en la vida de los vecinos.  Su discurso de “más ternura y menos motosierra” esconde la incapacidad (y el desgano) de administrar con responsabilidad.

En lugar de recortar el gasto innecesario, Passerini multiplica oficinas, direcciones y subsecretarías que nadie sabe para qué existen. La Casa de las Infancias se convierte en otro ejemplo del despilfarro, disfrazado de sensibilidad social para justificar la permanencia de militancia rentada.  La creatividad y el juego son excusas para seguir engordando un Estado municipal inútil y costoso.

Mientras Milei promueve achicar el gasto, en Córdoba el intendente hace lo contrario: crea espacios simbólicos que no resuelven nada. Con cada inauguración se posterga la posibilidad de una gestión austera y eficiente. La “ternura” que pregona no alcanza para ocultar el peso de una estructura que asfixia a los contribuyentes.

| La Derecha Diario

Una municipalidad gigante sin valor práctico real

El despilfarro no termina en la Casa de las Infancias: Córdoba sostiene una megaestructura con casi 400 funcionarios políticos. El Concejo Deliberante aprobó en mayo un esquema sobredimensionado que incluye diez secretarías, decenas de subsecretarías y cientos de direcciones innecesarias. En este sistema cada área inventa funciones para justificar su existencia sin dar resultados reales.

Elisa Caffaratti, concejal radical, cuestionó esta situación y recordó que Córdoba tiene un funcionario cada 25 empleados. La cifra refleja una municipalidad convertida en refugio de la militancia antes que en una administración al servicio del ciudadano. Los vecinos pagan impuestos altísimos para financiar sueldos que nada aportan a la vida diaria.

La paradoja es clara: mientras se festeja con discursos la apertura de un centro infantil que sólo sirve como propaganda, la ciudad se hunde en un esquema caro e improductivo. Passerini rechaza la motosierra porque depende de mantener un aparato político cada vez más insostenible. Lo que vende como ternura, en realidad, es sólo más gasto inútil disfrazado de gestión.

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