En la previa de la emblemática fiesta de los catamarqueños, aproximadamente a las 10 de la mañana desde la Casa de la Puna, docentes autoconvocados en compañía del MST- FITU, jubilados, personal de salud y otros sectores marcharon en cercanía del Predio Ferial (sede del Poncho) en reclamo por salarios dignos.
Los manifestantes quisieron acercarse al predio, pero como el gobierno no tiene plata para salarios, pero sí para reprimir, realizó un fuerte operativo policial en el que se vieron en la necesidad de traer canes con el fin de impedirles la entrada. Sin embargo, pese a ello, lograron ingresar al Escenario Mayor y demostrar su descontento al gobernador de la provincia.
Recordemos que actualmente un docente en la provincia cobra un mínimo de $ 550.000, que es insuficiente para la canasta básica familiar actual que asciende a $ 1.200.000; eso sin contar los gastos personales, médicos y los servicios básicos que aumentan todos los meses.
“Malvenida” a Victoria Villaruel
En paralelo a la manifestación, el gobernador Raúl Jalil recibió a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien en estos últimos días fue fuertemente criticada y cuestionada por el gobierno nacional, por lo que para desligarse de toda acusación decidió estar presente en el acto inagural de la 54° Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, tal como lo hizo el año anterior.
Todo este circo fue montado por Jalil con el objetivo de tapar el brutal ajuste y miseria que hay en la provincia, en el que los índices de pobreza superan el 45%; la indigencia el 9,6%; hay más trabajo precarizado que en blanco; hay problemas habitacionales; desocupación, no hay un servicio de salud público adecuado para la sociedad; tampoco hay presupuesto para educación ni aumento de salarios para los trabajadores y jubilados, pero irónicamente hay plata para hacer una fiesta de gran magnitud, para pagarle a las fuerzas policiales y para invitar a la vicepresidente, que comparte y avala la misma línea del gobierno provincial.
Es por ello que esta fiesta, que es para los que tienen más poder adquisitivo, deja mucho que desear, sobre todo por la hipocresía que manejan tanto Raúl Jalil y como Victoria Villaruel.