El presidente de la UCR Córdoba, Marcos Ferrer, criticó las decisiones unilaterales de sectores internos del radicalismo y sostuvo que abandonar el partido ante una derrota orgánica es una actitud irresponsable. “Romper es de caprichoso”, expresó, aludiendo sin nombrarlo al exintendente Ramón Mestre, quien lidera la línea minoritaria en conflicto con la actual conducción.
“Si cada vez que una mayoría se impone, la minoría dice ‘rompo’, ya es de caprichoso”, señaló. “El partido tiene un congreso que toma decisiones por mayoría. Si no respetamos eso, es anarquía”, agregó. Ferrer recordó que cuando su sector estaba en minoría, acató las decisiones partidarias sin quebrar la estructura.
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De cara a las elecciones legislativas de 2025, Ferrer reafirmó que el radicalismo debe encabezar cualquier alianza opositora. “No formaríamos parte de un armado donde seamos actores secundarios”, aseguró. Y advirtió que cualquier tipo de acuerdo requerirá autorización formal del congreso partidario, cuya convocatoria aún está pendiente. “El radicalismo tiene que encabezar”, sostuvo, y señaló a Rodrigo de Loredo como el dirigente más competitivo para ocupar el primer lugar en la lista de diputados. “No estamos pensando en salvar una banca. Estamos construyendo un proyecto político para gobernar la provincia”, puntualizó.
Escenario abierto en el mapa opositor
Ferrer aclaró que no existen conversaciones formales con La Libertad Avanza ni con Mauricio Macri, y que cualquier especulación en ese sentido resulta prematura. “Hoy estamos en una nebulosa. No podemos avanzar en acuerdos si el partido aún no definió su marco de alianzas”, explicó.
También cuestionó las versiones que sugieren un acercamiento inminente a otros espacios: “Nosotros queremos hacer un buen papel, no un papelón como en 2003”, lanzó, en referencia al pobre desempeño electoral de ese año. Y reiteró que el congreso será clave para definir si se permite o no explorar alianzas.
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Preocupación por la situación laboral en Río Tercero
Ferrer manifestó su preocupación por los 124 despidos en la planta de Petroquímica y calificó el hecho como un golpe emocional y económico para la ciudad. “Muchas familias quedaron golpeadas y con un futuro incierto”, lamentó. Señaló que los salarios del polo químico se consumen íntegramente en la ciudad, por lo que el impacto en el comercio y la economía local será directo.
En contraste, destacó el crecimiento de Atanor, que atraviesa una etapa de expansión, exporta toda su producción y necesita incorporar más clientes. “Necesitan paz en lo laboral. El dueño mira desde Estados Unidos y no entiende por qué hay paros si acá se cumple todo”, planteó. Y reclamó no trasladar el conflicto de una planta a otra.