viernes, junio 6, 2025

El joven en silla de ruedas que se sumó a la marcha y se quebró al contar su historia

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“Unamos todas las luchas”, dice el cartel que sostiene Nicolás Israel, licenciado en comunicación social, de 38 años, qué está sentado en su silla de ruedas.

Está en una ronda a metros del Congreso donde diferentes oradores se van pasando el micrófono. Primero habló una persona con discapacidad. Luego le siguió una docente. Diferentes carteles reflejan los reclamos que confluirán hoy en la plaza. “Emergencia en discapacidad”, dice el cartel de una mujer que lleva colgado en el cuello la bandera LGBT. “Que el ajuste no te sea indiferente”, dice otro. “Apoyemos la lucha de los trabajadores del Hospital Garrahan”, dice un cartel escrito en cartón que sostiene un señor. Frente a él, otro hombre lleva una remera con la cara de Maradona y la frase: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”.

Cuenta, después de quebrarse, que en 2018 lo diagnosticaron con esclerosis múltiple y fue en ese año cuando empezó a buscar con quien compartir lo que le estaba pasando y se unió a la organización “Orgullo disca”.

“A veces no es fácil encontrar resonancias de experiencias similares”, dice.

Mientras hablaba, faltaba una hora para la marcha. El Congreso estaba completamente vallado y el tránsito cortado desde Cerrito. Frente al Congreso se ubicaron el MST, PST, el Polo Obrero y el Mijd. Por Avenida Hipólito Yrigoyen avanzaba Barrios de Pie. También había banderas de la CTA y gente identificada con las pecheras verdes de ATE. Por Rodriguez Peña se empezaban a escuchar algunos clásicos: “Señor, señora, no sea indiferente que matan a las pibas en la cara de la gente”, mientras avanzaba una columna feminista que llevaba una bandera verde que decía “vivas, libres y desendeudadas nos queremos”.

“Creo que hay una coyuntura política muy adversa para múltiples minorías. Es un ataque muy desfachatado y muy frontal desde el poder a los derechos entonces con las herramientas que uno tenga hay que hacer frente, alzar la voz y manifestarse y hacer todo lo que uno puede hacer. Hay una retórica muy opuesta al sector público lo cual obviamente afecta a discapacidades”, describe.

En su caso, muestra con dos ejemplos puntuales el recorte en prestaciones que están sufriendo: ya no le cubren las horas de kinesiología y fisioterapia que necesita ni los anteojos para la fotofobia a raíz de un daño neurológico por su enfermedad.

“Los lentes especiales que necesito son importados, acá no se produce. Vía obra social me lo han dado, pero eso cambió. Hasta el gobierno anterior había. Son prestaciones recortadas. El cupo que te cubre, por ejemplo, en rehabilitación es cuatro horas por semana y yo por prestación médica debería ir el doble”, cuenta.

Y agrega: “No es la primera vez que vengo a una marcha que reivindica discapacidades, pero siempre que puedo movilizarme para acá, lo hago. Me parece que quieren acallar voces y no quiero decirlo desde un lugar común sino desde un lugar realmente de ataque contra sectores más desprotegidos. Si uno no sale a la calle y muestra un poco lo que considera derechos es la base que uno tiene para empezar a construir”.


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